miércoles, 21 de septiembre de 2016

Motivar a los adolescentes

Cuentan, que allá por la Edad Media, se estaba construyendo una catedral en una gran ciudad. Un día, un viandante pasó por la gigantesca obra, aún en sus inicios, y le preguntó a uno de los trabajadores: “¿Que está usted haciendo?”. A lo que este contestó: “¿no lo ve usted?, estoy picando piedras, bajo este sol abrasador, y durante largo tiempo. Este trabajo va a acabar conmigo”. Siguió caminando y volvió a hacer la misma pregunta a un grupo, y uno de ellos respondió: “Estamos haciendo un muro, las piedras pesan mucho y nuestras espaldas están molidas” . Al final de su camino, encontró a otro obrero al que le repitió la pregunta. Sin embargo este último, igual de sudoroso y sofocado que los demás, respondió con los ojos muy abiertos: 

“Estoy construyendo una catedral”

Shutterstock


Esta historia, ilustra de una forma muy gráfica por qué a muchos adolescentes les cuesta encontrar algo que les motive. Los adolescentes no tienen una visión de futuro a largo plazo, por lo que sus actos tienen como referencia el futuro inmediato o en el mejor de los casos el medio plazo. Es una etapa más de su desarrollo como personas,  es muy difícil que un niño de 13 años tenga un proyecto de vida… es una cuestión de madurez, y cada persona tiene un ritmo madurativo diferente. Poco a poco empiezan a comprender las implicaciones que sus deseos y conductas presentes tendrán en su vida adulta. Algunos lo consiguen rápido, otros tarde y otros nunca…

Y claro está, teniendo esto en cuenta… 
estudiar puede significar para algunos adolescentes PICAR PIEDRAS…
 y puestos a picar piedras sin ningún sentido,
se está más a gusto tumbado en el sofá con el móvil.

¿Que factores influyen en el ritmo madurativo?

  • Como en todo, hay una base innata, biológica, por la que unas personas maduran antes que otras.
  • Pero existe otra parte importantísima que es el aprendizaje a través de experiencias. 

Sobre la base biológica podemos influir poco, pero sobre el aprendizaje, tanto padres como profesores, tenemos mucho que hacer para ayudarles a que vayan adquiriendo una visión de la vida que requieren

Esfuerzo, Voluntad,  Compromiso, y Pasión. 

Veamos que podemos hacer: 
  • Deben aprender que en la vida uno hace cosas por placer y otras por “obligación”. Por ejemplo, se les puede asignar una función en casa y en el colegio. De esta forma aprenden que forman parte de un grupo, luego tienen una responsabilidad; si ellos no colaboran, las cosas no marchan. Tienen que hacerlo independiente de si les gusta o no su función. 
  • Desde pequeños debemos intentar que tengan un mundo rico. Esto implica proporcionarles experiencias que despierten en ellos interés y curiosidad, y que les permita conectar lo que estudian con "la vida real". Mientras más cosas conozcan, más posibilidades de encontrar algo que les motive. Cuando un adolescente está interesado en algo, la motivación es instantánea. Pongamos por ejemplo el deporte, si a un niño le gusta el fútbol, no habrá que levantarlo de la cama para jugar un partido un sábado… saltará solo. Es muy aconsejable que los adolescente se apasionen por algo sano, que les ocupe tiempo y requiera de ellos dedicación y compromiso.
  • Una vez que encuentren algo que les motiva, se les debe ayudar a buscar una conexión con aquello que NO les gusta pero tienen que hacer. Siguiendo con el deporte, un niño loco por el deporte que aborrece leer, puede empezar leyendo biografías de deportistas famosos, e incluso revistas de deporte. De esta forma se inician en la lectura, lo cual mejora el vocabulario, la ortografía y la expresión.
  • Enseñar a los adolescentes a ponerse METAS que constituyan retos para ellos: 
  1. Metas especificas: deben estar muy bien definidas, por ejemplo: “este año voy a hacer más deporte”. ¿Eso que implica?, ¿10 minutos diarios? ¿Vas a jugar al baloncesto?… La meta tiene que ser muy concreta: “Este año voy a ir a clases de tenis lunes y miércoles de 5 a 6”. Mientras más especifica, mayor compromiso.
  2. Metas alcanzables: tienen que ser realistas, que se puedan llevar a cabo, si no el efecto es el contrario, en vez de motivar, frustran: “Este año voy a ir a correr todos los días una hora”. Sin no has corrido en tu vida, el primer día aguantarás 5 minutos e incluso puedes acabar lesionado, porque no conoces la técnica… eso implicará casi seguro el abandono. 


¿PARA QUÉ?

Es la pregunta CLAVE en cuanto a motivación se refiere.
 Si la respuesta es inexistente o floja, 
el abandono de la actividad es muy probable. 

Si le preguntas a un adolescente ¿Para qué estudias?, la mayoría de las respuestas serán: para pasar un buen verano, para que mis padres estén contentos, para que mis compañeros me admiren, para conseguir un viaje que me prometieron… y los más responsables dirán: para cumplir con mi obligación, para aprender. Todos ellos son “PARA QUÉS” válidos para su edad, aunque no sean trascendentes. Muchas veces los adultos nos empeñamos en que vean más allá, y no está mal recordárselo, pero no olvidemos lo que son: ADOLESCENTES QUE VIVEN EL DÍA.  Lo importante  es que sus motivaciones vayan evolucionando a medida que van creciendo, hasta llegar a construir un plan de vida que les sirva como motor para actuar.

Hoy terminamos como empezamos, con catedrales. Gaudí, hombre de profunda fe, cuando aceptó el encargo de construir La Sagrada Familia tenía un “para qué” muy potente: “Ofrecer una explicación de las enseñanzas del  Evangelio”.Esto constituyó para él una motivación tan fuerte, que dedicó 40 años de su vida a este proyecto, que quedó inconcluso tras su muerte. Pero él tuvo claro en vida que esto sucedería,  y así se lo transmitió a sus colaboradores: 

  "No  es posible acabar el templo en una sola generación; dejemos pues una vigorosa muestra de nuestra huella, para que las generaciones venideras sientan el estímulo de hacer el resto de la obra"






miércoles, 14 de septiembre de 2016

La creatividad como fortaleza



En el S.XIX, un niño de 11 años, soñador e inquieto, embarcó destino a la India en busca de aventuras. Sin embargo, su padre lo interceptó antes de zarpar, lo castigó duramente y le obligó a prometer lo siguiente: 
“solo viajaré en mi mente”

El niño era Julio Verne, el mayor de 5 hermanos, que como la tradición de la época exigía, estaba predestinado a continuar la profesión de su padre: abogacía. Él, sin embargo, deseaba explorar el mundo, le gustaba la ciencia y la literatura. Se fue a París a estudiar la carrera de leyes, pero cumplió con la promesa de su padre, viajó con su mente… y mucho:

 Viaje al centro del la tierra,
 20.000 leguas de viaje submarino
La vuelta al mundo en 80 días,
 De la tierra a la luna… 


Shutterstock



La curiosidad es el motor de la creatividad, y junto con la necesidad,  son  la base de la evolución. Si los primeros pobladores de la tierra no hubieran agudizado su ingenio para facilitar su vida, seguiríamos cazando cuerpo a cuerpo, seríamos nómadas, y nuestra esperanza de vida sería menos de la mitad que ahora. 
Durante mucho tiempo, se ha considerado la creatividad como algo innato, y por tanto, mientras los que poseían este "don" se dedicaban a crear y cambiar el mundo, el resto se limitaba a estudiar lo ya descubierto. 
A finales del siglo pasado, El psicólogo de la Universidad de Oxford Edward de Bono,  recuperó el término creatividad para darle un valor universal, no solo reservado para unos pocos. De Bono explica que se puede aprender a ser creativo, algo muy importante, pues es una habilidad que facilita la resolución de problemas en la vida personal. Además, acelera la adaptación a un mundo cambiante, que no se conforma con lo establecido si es mejorable. Ser creativo es por tanto una FORTALEZA.

Los niños nacen con una gran dosis de curiosidad y de creatividad, así que en vez de dar pautas para desarrollarla, debemos concentrarnos en que no la pierdan: 


  • Soñar despiertos: Todos lo hacemos, los niños más, y ello nos ilusiona, nos motiva, nos hace crear… Fomentémosles sus momentos de juegos en solitario donde se imaginen ciudades en el espacio, coches del futuro etc… Que se emboben con películas y libros que les hagan dejar volar su imaginación. 
  • Observar: Todos los niños observan y preguntan, y algunos hasta la saciedad… Valorémoslo, contestémosles con preguntas , ¿y tu que piensas?,¿tu como lo harías?. ¡Que no pierdan nunca esa curiosidad!
  • Experimentar: Mientras que sea con elementos seguros… dejémosles, muchas veces nos sorprenderán. Tener la casa llena de trastos para que puedan utilizarlos en sus inventos es incomodo… Pero prueba a dejarle la caja de la nueva lavadora durante un rato… a ver que se le ocurre. Mi hijo  la convirtió en trineo para tirarse por las escaleras… 
  • Tener Experiencias nuevas: No hace falta convertir la vida de tus hijos en un Disneyworld continuo, pero si es bueno hacer excursiones en familia donde vean cosas diferentes, que no vean los animales, por poner un ejemplo, solo en los libros de textos.
  • Aprovechar la adversidad. De un contratiempo se puede salir buscando una solución diferente a la habitual, siempre hay una salida, déjale que la encuentre, o ayúdale si se bloquea.
  • No rotundo a la agenda completa. Los niños necesitan tiempo para jugar, aburrirse y pensar… tiempo para desarrollar su imaginación.   


 Think out of the Box
Las cosas no son así porque siempre lo han sido y siempre lo serán. Enseñemos a los niños a pensar diferente, a buscar soluciones divergentes al mismo problema. Y apliquémoslo también a la vida adulta. El principal enemigo de la creatividad es el miedo al error. Sin embargo, errar es fundamental para tener éxito. 

Julio Verne tuvo muchos avatares en su vida, pero consiguió ser un escritor muy reconocido. Terminó su carrera de derecho, pero gracias a su curiosidad, sus observaciones y sus anotaciones, logró tener un conocimiento científico profundo, y se adelantó a su tiempo. 
¿Sabías que inspiró inventos tan importantes como
 El submarino eléctrico o el helicóptero?

"No hay nada como imaginar para crear futuro, ya que lo que hoy es utopía será carne y sangre mañana"   Julio Verne
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jueves, 1 de septiembre de 2016

Los deberes de verano. Antes de que se me olvide...

Aproximadamente el 20 de agosto, terminando las vacaciones, de repente me topé con los deberes de verano del pequeño de mis hijos, de 10 años.¡ no está haciendo nada!” le dije a mi marido. Tengo que reconocer que se me había olvidado hasta sacarlos de la maleta. Entre idas y venidas, reencuentros con abuelos, tíos, primos y amigos, días de pesca, surf, canoa, cometa, fútbol, playa, bicis, procesión de la Virgen del Carmen, procesión de la Virgen de la Caridad, visitas culturales, desarrollo de “su propio negocio” (puesto de chucherías), cine, olimpiadas, nuevos amigos, discusiones, negociaciones y reconciliaciones con los primos y amigos de siempre, un poquito de cocina, ayuda en casa…  

¿¿Que no está haciendo nada??

Me puse a repasar la lista y, ya sea por deformación profesional, o por acallar mi conciencia, comprendí que “solo” con las actividades de verano ¡estaba desarrollando de una forma lúdica, todas las inteligencias múltiples de Gadner! 

Así que me quedé  muy tranquila. 
(el que no se consuela es porque no quiere…)
Para ser sincera decidí añadir algo a la lista de actividades veraniegas:
 la lectura
Me costó encontrar hueco, pero lo hizo. 

Shutterstock


LOS DEBERES DE VERANO

 Cada año, al inicio de las vacaciones, hay cientos de artículos sobre el tema. Yo he querido dejarlo para la vuelta, ANTES DE QUE SE ME OLVIDE, pues al principio todo son buenos propósitos, luego viene la realidad. 
Considero que es un tema que tiene muchos matices, más allá de lo meramente académico, no es un simple debate entre DEBERES SI / DEBERES NO. 

  1. Es un tema que atañe a toda la familia: cada familia tiene sus circunstancias y cada niño tiene una necesidad. 
  2. ¿Se olvida en verano lo aprendido durante el curso?. Pues la verdad es que lo que no se practica se “adormece”…  pero cuando vuelve la actividad se despierta. Sin embargo lo que no se haya aprendido bien SI se olvida, esto es un hecho.
  3. ¿Son por tanto necesarios los deberes verano? Según mi experiencia, salvo en casos de necesidad por malos resultados, son muy pocos los niños  que sacan provecho a las tareas de verano. De hecho, en todos lo colegios y en todos lo niveles se empieza repasando los contenidos básicos del curso anterior. 

Cuando los alumnos han aprovechado bien el curso, ya son muchos los centros que han decidido “orientar y no obligar” en cuanto a trabajo de verano se refiere. Proporcionan una serie de webs, enlaces, y actividades de refuerzo y cada padre, teniendo en cuenta la opinión del profesor de su hijo , decide lo más adecuado. Mi opinión es que hay algo que no deben dejar de hacer: LEER, y en el caso de los alumnos de secundaria podrían también ESCRIBIR, ¿que tal un diario? 

¿Y que hacemos con los alumnos con resultados insuficientes?

  • Un niño que ha suspendido porque no ha trabajado durante el curso, obviamente tiene que hacerlo durante el verano. Debe tener un periodo de desconexión total y después a trabajar. Lo ideal sería que lo hiciera  de una forma diferente, más amena, aprovechando lo que le motive, blogs, juegos didácticos etc. Pero el objetivo está claro: no aprobó porque no se esforzó, le toca esforzarse ahora. 
  • Un niño que se ha esforzado mucho y cuyos resultados han sido muy justos, necesita reforzar durante el verano por su propio bien, pues le será más fácil empezar el curso siguiente, y ello aumentará su autoconfianza. Dicho esto, hay algunas consideraciones  importantes, pues es un caso muy diferente al anterior: 

  • Es obligatorio un descanso por lo menos de 2 o 3 semanas según la edad. El niño no puede unir el fin de curso con el trabajo de verano… merece desconectar porque se  ha esforzado.
  • El trabajo debe ser individualizado, teniendo en cuenta sus necesidades.
  • Los deberes no deben impedir que asista a eventos importantes del verano.
  • Debe ser un trabajo diferente al del resto del curso. Por ejemplo: el niño al que le cuesta multiplicar y lleva todo el curso con cuadernillos de multiplicaciones, seguro que agradece practicar a través de un juego online. Recuerdo una niña de mi colegio que suspendió historia en 4º de la ESO. Era trabajadora, pero, según su profesora, lo que le impedía avanzar era su falta de comprensión, de redacción y  su dificultad para conectar  lo que estudiaba con el mundo real. Así que decidió recomendarle el siguiente trabajo de verano:  Debía elegir una noticia de actualidad a la semana, seguir la noticia y hacer un artículo sobre el tema, teniendo en cuenta diferentes puntos de vista, cuidando el vocabulario y con una presentación muy estructurada. ¡Una idea brillante la de mi compañera! Esta alumna fue evaluada en septiembre a través del trabajo presentado, y realmente avanzó, mucho más que si se hubiera estudiado otra vez toda la historia del  S. XX.


Hoy me despido como si estuviera recibiendo un Oscar: 
Quiero agradecer al profesor de mi hijo  su comprensión,  Ya en junio le advertí que nos iba a ser muy difícil hacer los deberes de verano. Me dijo que estuviera tranquila, que hiciera lo que pudiera.
 Querido Don Javier:
Aquí  “le entregamos" a nuestro hijo 
más moreno, más alto, más fuerte, 
con más experiencias vitales, de las que ha aprendido mucho,
 y ¡¡más leído!! 
Se compromete a coger el ritmo de trabajo lo antes posible, 
y nosotros a propiciarlo desde casa. 

¡QUE TENGAMOS TODOS UN CURSO MARAVILLOSO!