miércoles, 7 de diciembre de 2016

Aceptemos a nuestros hijos como son


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"Aceptad a vuestros hijos como son"

Hace unos días, después de una  charla impartida por la directora del colegio de mis hijos,  me quedé con esta frase rondándome la cabeza, por lo sencilla y por lo importante que es. Y es que, los padres de hoy en día estamos generalmente muy involucrados en la educación de nuestros hijos. Además como, por suerte, tenemos acceso a mucha información, todos somos un poco pedagogos, profesores y expertos en educación. Ello aumenta nuestro nivel de autoexigencia como padres, porque leer lo que teóricamente más le conviene a nuestros hijos, nos hace ponernos el listón muy alto. Nos creamos grandes  expectativas, y nos imaginamos que gracias a nuestro “modelaje", nuestros hijos serán  excelentes estudiantes, deportistas, obedientes, ordenados, valientes, sociables, emprendedores, etc, etc. Y resulta que ponemos tanto empeño en ello, que cuando nuestro hijo no cumple nuestras expectativas,  nos decepcionamos.

¿POR QUÉ NOS FRUSTRAMOS?
  1. Porque nos lo tomamos como un fracaso personal. Nos hace cuestionarnos nuestra destreza como padres.  La influencia de los padres es mucha y vital, pero  nos olvidamos de que cada niño  tiene una identidad propia, y que sus conductas, gustos destrezas, talentos o carencias, son el resultado de sus características innatas  + el ambiente  y circunstancias que le rodean. Entran en juego por tanto, muchas variables, por encima de las expectativas y los deseos de sus padres.  
  2. Porque nos dejan mal…Aunque sea difícil reconocerlo, en una sociedad donde todo el mundo opina de todo, sentimos que nuestros hijos nos representan, y como nos cuesta desprendernos del que dirán, nos sentimos decepcionados, y en el punto de mira. Queremos que sean los perfectos invitados, y que su comportamiento sea intachable en cualquier circunstancia, sobre todo en público. Pero como la perfección no existe, meterán la pata una y mil veces…
  3. Porque  evaluamos a nuestros hijos bajo nuestra visión de la vida, que lógicamente  está condicionada por nuestra propia experiencia y nuestros años de aprendizaje, aciertos y errores. “Pero como puede mi hijo sacar unas notas mediocres, si yo sacaba todo 10…” Porque a tu hijo le cuesta concentrarse y aunque se esfuerza y va mejorando, no logra llegar a esas super notas por ahora. Sin embargo es imaginativo, creativo, sociable, generoso…
  4. Porque a veces el adulto proyecta en su hijo sus propias frustraciones infantiles, lo que quiso ser y no fue. “Me hubiera encantado ser un excelente violinista”. Bajo esta premisa, un padre decide apuntar a su hijo a violin. No olvidemos que hay cosas que nuestros hijos tendrán que hacer por obligación, pero en otras muchas hay que dejarles que opinen... necesitan espacio para desarrollarse.
  5. Porque comparamos continuamente. Los comparamos con sus hermanos, con sus compañeros de clase, amigos y primos. Los comparamos cuando consideramos a los otros mejores claro, porque  somos selectivos en las comparaciones, nos fijamos en el niño brillante en la cualidad en la que nos gustaría que nuestro niño destacase.

Cuando los padres no logran controlar su nivel de frustración,
 SOLO VEN LO NEGATIVO
Los niños  lo  perciben, lo sufren y
lo manifiestan así: 

  • Baja autoestima. Es difícil quererse a uno mismo, si no te sientes aceptado por tus padres, que son el primer punto de referencia desde que naces.
  • Rigidez. Son niños que están permanentemente mirando por el rabillo del ojo la reacción de sus padres ante sus resultados. Es triste pero muy evidente,  carecen de naturalidad, están encorsetados.
  • Rebeldía. Ante la falta de comprensión por parte sus padres, hay niños que se rebelan, y se comportan justo de la forma que sus  padres detestan. O eligen la afición que saben que más va a molestar a sus padres.
  • Tristeza. Hay niños que se apagan, que pierden ilusión por las cosas, puesto que perciben que hagan lo que hagan no consiguen alegrar a sus padres. He conocido chicas y chicos que no llegaron a la final de alguna competición, y no les importó lo más mínimo…Su única preocupación era la decepción de sus padres. Son niños angustiados.

Los padres tenemos la obligación de educar a nuestros hijos, enseñarles y servirles de ejemplo. Pero para hacerlo lo mejor posible, es básico conocerlos y estar orgullosos de ellos. Todos tienen MUCHO positivo. Incluso lo que nos hace más difícil educarlos, ES VALIOSO. No existen niños perfectos, ni familias con todo bajo control. Así que en el mayor de nuestros retos , educar a nuestros hijos, no debemos perder la perspectiva:
 ¿Que nuestro hijo no para de moverse? Nos tocará enseñarle a relajarse y a ser paciente, pero está claro que es y será un niño fuerte y ágil.
 ¿Que se distrae mucho en clase? Tendremos que enseñarle estrategias para prestar atención y asumir que deberá reforzar fuera de clase, hasta que coja el ritmo. Sin embargo seguro que es un niño con una creatividad y una imaginación envidiables. Saquemos partido a estas cualidades, son importantísimas para el aprendizaje.
 ¿Que nuestro adolescente es reivindicativo? Tengamos por seguro que tendremos que negociar continuamente, ( lo que sea negociable claro está). Es muy cansado desde luego, pero es señal de que tiene espíritu crítico y opinión propia, aptitudes fundamentales para desenvolverse en la vida.
 ¿Que pelea por estar todo el día con sus amigos fuera de casa? Pues le tendremos que dar una de cal y otra de arena, y atarlo corto cuando sea necesario. Pero no olvidemos que es una suerte ser sociable, le abrirá muchas puertas.

Muchas de las características que nos gustaría cambiar en nuestros hijos,
 otros padres las desearían para los suyos.  

 NUESTRA META
Aceptar la originalidad de nuestro hijos, sin cuestionarlos continuamente. 
Solo de esta forma podemos 
descubrir las herramientas mas eficaces para su formación.
 No soñemos con lo que nos gustaría que fueran, valoremos lo que son. 
A  partir de ahi, ayudémosles a manejar su temperamento, 
sus preferencias e intereses de la manera mas sana posible. 

  


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