lunes, 20 de marzo de 2017

Las relaciones humanas en el S. XXI


Que difícil educar y formar a los niños de este siglo. Cada época de la vida ha tenido sus dificultades : guerras, hambrunas, esclavitud… Seguramente si nuestros antepasados levantaran la cabeza se reirían de nuestros obstáculos, o no… quien sabe. Resulta que los padres de hoy , tenemos que preparar a nuestros hijos para desenvolverse en una sociedad en la que el fin justifica los medios, y donde todo, absolutamente todo, es cuestionable. Una sociedad que considera que la falta de educación es una muestra de libertad, y donde se anima a los jóvenes a probar todo, sin visión de futuro, y sin filtro. Lo contrario se considera sometimiento y represión… 

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Hoy dedico este post directamente a los adolescentes, los adultos del futuro.

Tenéis la suerte de poder relacionaros con todo tipo de personas, de diferentes países, múltiples culturas y realidades vitales dispares. Esto es una riqueza, porque os permite contemplar la vida desde otra perspectiva. Cuando se conoce a personas de todo tipo, y se hace un esfuerzo por ponerse en su lugar,  se deja de juzgar gratuitamente. Ello no implica renunciar a tus principios, sino ser más comprensivo con los que te rodean, y abrir tu mente a realidades alejadas de la tuya.  Un grupo de personas puede ser muy diverso, y sin embargo tener buena sintonía, siempre que no se traspasen ciertas barreras que son la base de las relaciones. Porque, a pesar de las últimas tendencias, los límites existen… 

NO TODO VALE:  
Es imprescindible que distingas lo correcto de lo incorrecto:

No vale pasar por encima de los demás buscando el éxito personal.


No vale ridiculizar creencias que son el eje de la vida de otros.


No vale discriminar a alguien por ser diferente.


No vale comportarse como si estuvieras solo en el mundo, eso no es libertad.


No vale imponer una única forma de vida y despreciar las demás.  


No vale  calumniar, bajo ningún concepto.


No vale agredir, no vale insultar, no vale amenazar. Ninguna causa justifica la violencia.


No vale catalogar a las personas, e invalidar su opinión porque no coincide con la tuya.

No vale mirar para otro lado cuando ofenden o agreden a otra persona.

No vale creerse superior y comportarse como tal.

  • Respeta. Ardua tarea, dado que últimamente cuando no estás de acuerdo con alguien, te asignan un bando: o estás conmigo o estás contra mi. Cuando las posiciones se radicalizan, desaparece la flexibilidad y aparecen los conflictos. Los seres humanos nos unimos por afinidades, no es obligatorio ser amigo de todo el mundo, pero el respeto si es obligatorio, por muy incompresibles que nos parezcan sus ideas o proyectos vitales. Respetar no implica estar de acuerdo, incluso se puede estar muy en desacuerdo, pero todas las personas merecen ser tratadas con respeto, cuida tus palabras y tu actitud. Expresar tu opinión sin herir es vital para la convivencia. No olvides que dependiendo de como te expreses puedes ser atendido, ignorado o incluso atacado.
  • Imposible respetar si no te respetas a ti mismo. Defiende tus ideas, tu visión de la vida, y para ello no dejes de formarte. No tengas miedo a escuchar opiniones diferentes a las tuyas, ni a plantearte dilemas: no tengas miedo a dudar. Cuando uno profundiza en sus creencias, sale reforzado. Así que pregunta, busca ejemplos que te inspiren, y ten siempre espíritu crítico, porque no todo lo que se lee o lo que se oye es igual de válido, INFÓRMATE.  No te dejes apabullar, aún sabiéndote en minoría. No hace falta que des lecciones con “el dedo en alto” a compañeros con caras de aburrimiento. Tu actitud es definitiva; una persona íntegra, consecuente y serena desprende una fuerza que provoca respeto. Un respeto mayor que el que se intenta conseguir a través de monólogos.  

     
Y para terminar un apunte sobre LAS MAYORÍAS. 

Hace poco oí en un debate, como argumento para defender lo indefendible, lo siguiente: -¡la mayoría no puede estar equivocada!- Os invito a investigar sobre grandes errores, e incluso masacres, que se han producido a lo largo de la historia, aprobadas o permitidas por la mayoría. En sociología es conocido el  “Efecto masa”: una persona dentro de un grupo es capaz de hacer y decir cosas que en solitario nunca haría o diría. Se ha estudiado también el fenómeno llamado “Responsabilidad diluida”: cuando la responsabilidad está en manos de un grupo, muchos dan un paso atrás porque no quieren contradecir al resto, posicionarse o simplemente llamar la atención. Peligrosa combinaciónMe dejo llevar por el grupo + eludo mi responsabilidad.
Merece una reflexión.
Tenéis el mundo en vuestras manos.
¡A por él!











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