miércoles, 11 de octubre de 2017

La importancia de sentir.

"Hace ya mucho tiempo, en una tierra muy lejana, vivía un caballero que pensaba que era bueno, generoso y amoroso. Hacía todo lo que suelen hacer los caballeros buenos, generosos y amorosos. Luchaba contra enemigos, que eran malos mezquinos y odiosos. Mataba a dragones y rescataba a damiselas en apuros (…) Nuestro caballero era famoso por su armadura. Reflejaba unos rayos de luz tan brillantes, que la gente del pueblo juraba no haber visto el sol salir en el norte o ponerse en el este, cuando el caballero partía a la batalla (…) Con el tiempo, el caballero se enamoró hasta tal punto de su armadura, que se la empezó a poner para cenar, y a menudo para dormir. Después de un tiempo ya no se la quitaba para nada. Poco a poco su familia fue olvidando que aspecto tenía sin ella". 

El Caballero de la Armadura Oxidada, es una novela de  Robert Fisher, que narra las peripecias de un caballero medieval que, para demostrar al mundo y a sí  mismos lo fuerte y bueno que era,  ignoraba de tal modo sus emociones, que construyó una armadura a su alrededor. Ésta, con el tiempo, le impedía reconocerse y percibir los sentimientos de los demás, acabando prisionero de su propia armadura.


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La importancia de sentir

Está “de moda” ser fuerte, alegre, optimista a todas horas, en definitiva aparentar ser personas felices, sin preocupaciones ni dificultades. Todos sabemos que la vida no es siempre un camino de rosas, y sin embargo  mostrarse triste, enfadado, preocupado, culpable o avergonzado se considera muestra de debilidad. Solo es aceptable una emoción: la alegría. 
El caso es que esto no es real… NO ES NORMAL NO SENTIR, es inhumano. Las personas nos relacionamos  con el mundo a través de la razón y la emoción, y si intentamos prescindir de una de estas dos realidades, seremos seres incompletos. Muchos creen que ignorando los sentimientos “molestos” estos desaparecen, y lo que en realidad ocurre es que se camuflan. Con el tiempo, de una forma o de otra,  las emociones ignoradas dan la cara:

  • En forma de trastornos del estado de ánimo, como depresiones o ansiedad.
  • A través de somatizaciones: La mente y el cuerpo están íntimamente ligados y, como es lógico, lo que le ocurre a uno afecta al otro; algunos dolores de cabeza, estomacales y  musculares  por ejemplo, están asociados a emociones.


El valor de las emociones

Todas las emociones tienen su razón de ser. No se las puede catalogar como negativas o positivas, porque ninguna lo es en sí misma. Todo depende del momento en que se presenten y de como las percibamos y las afrontemos -igual de preocupante es estar triste sin motivo, que alegre ante una desgracia-. Las emociones se deben aceptar y escuchar, porque, cuando las manejamos de forma saludable, y las equilibramos con la razón,  su función es adaptativa:  

  • Nos permiten conocernos a nosotros mismos, saber lo que nos afecta positiva y negativamente.
  • Nos ayudan a reconocer las emociones de los demás y comprenderlas.
  • Nos acercan a los que nos rodean, estrechando lazos de confianza que nos facilitan pedir ayuda.
  • Nos alertan de que algo no va bien, y nos impulsan hacia el camino de la recuperación. Es una reacción natural, igual que el dolor físico.
  • Nos obligan a escucharnos a nosotros mismos, a parar y valorar lo que nos ocurre y, si es necesario, descansar emocionalmente.
  • Nos ayudan a tomar decisiones.
  • Nos empujan a realizar cambios necesarios en nuestra vida.

La forma y la intensidad de las emociones varían en función de las experiencias y de la carga genética. Por lo tanto son totalmente subjetivas, cada uno siente de una forma muy personal. La educación juega un papel importantísimo, y por ello debemos tener muy presente que es fundamental enseñar a nuestros hijos a expresarse emocionalmente en el momento y lugar justo y con la persona adecuada, así como a pedir ayuda sin miedo a ser tachado de cobarde o incapaz. 

Y terminamos con la historia con la que empezamos:
 El caballero al verse aprisionado por su propia armadura, pidió ayuda al mago Merlin, que a través de un largo viaje por parajes extraños y experiencias increíbles, le ayudó a quitarse de encima el peso que le había impedido sentir las cosas desagradables del mundo, pero también las maravillosas… Al concluir el camino, cuando quedó liberado, reflexionó: 

Casi muero por todas las lágrimas que no derramé… 



Nota: recomiendo encarecidamente El Caballero de la Armadura Oxidada, tanto para adolescentes, como para adultos. Es una obra enriquecedora, cortita, divertida y muy fácil de leer. 

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